Primera web dedicada enteramente a las canchas y estadios de nuestro Uruguay. Pagina creada el 12/12/07

miércoles, 27 de abril de 2011

ESTADIO POCITOS

ERA PROPIEDAD DEL CLUB PEÑAROL
Estaba ubicado en el barrio montevideano de Pocitos entre las actuales calles de Coronel Alegre,Charrua,Silvestre Blanco y Avda Soca.Fue utilizado entre 1921 y 1933 incluidos partidos del Mundial de 1930 donde se anoto el primer gol en la historia de los mundiales y donde tambien se dice que el primer partido en la historia mundialista se disputo en este mismo estadio (no esta claro la hora exacta del inicio del partido ya que a la misma hora se jugo otro encuentro en el Parque Central).El estadio fue inaugurado el 6 de noviembre de 1921 as las 15:20hs ante 15mil espectadores con un partido entre Peñarol vs River Plate (Argentina) con resultado 1-1.Actualmente en los patios de las casas de algunos vecinos de la zona quedan restos del antiguo "Talud" del estadio,otro objeto que queda de la epoca es el porton actual del Estadio Cdr Damiani  que era el antuguo porton del Estadio Pocitos (Datos historicos del libro Montevideo,ciudad del Futbol de Luis Prats)
Fotos de Gustavo Castro
Foto de Gustavo Castro


1-Estadio Pocitos
2-Pista de Atletismo
3-Parque Fraternidad
Foto de Gustavo Castro

 UN POCO MAS DE HISTORIA
PREMISAS PARA UBICAR EL ARCO ENCONTRADO

“Es lo que hay, valor”
Cédula de identidad
Nº Credencial Cívica
Identikit
Genoma del ser social uruguayo
(Gracias Kessman)


“EL ABUELO LA TENÍA CLARA”
Coincidimos con los descendientes de don Juan Cat. Es imposible separar su figura, su persona, la impronta de su personalidad del desarrollo de la empresa tranviaria “La Comercial” con el propio crecimiento de la actividad deportiva en Montevideo, especialmente la del “football”. Como contracara de lo que nos toca vivir hoy, la búsqueda desesperada de “sponsors”, demostró en los inicios, con esa visión titánica del “adelantado”, una y mil veces que sí podía vender más boletos de tranvías, pero que también podía ser impulsor del desarrollo de una actividad deportiva, considerada ya como imán de multitudes. En cada terminal de recorridos o bien la playa o una cancha de fútbol.
El Albion, el Deustcher Fussball Klub de Montevideo, Nacional, Universal, Dublín y tantos otros darían fe de ello, como el auspicio a las “Fiestas Atléticas” en el Gran Parque Central, en la cancha del Albion en 19 de Abril o donde fuese que llegaran sus tranvías. Ya en el ámbito del fútbol oficial, creada la “League”, dan prueba de su apoyo, las medidas organizativas y el aporte económico para la planificación y realización de los partidos con los equipos de la flota inglesa surtos en el puerto, cinchadas incluidas. Los partidos por las Copas Newton o Lipton con los argentinos o la presencia de los “profesionales” ingleses: Southampton, Nottingham Forest, South Africa, Everton o Tottenham Hotspur.
En particular, resulta significativo en el doble aspecto que manejamos futbolístico-empresarial, el acuerdo que firma con el Presidente del C. A. Peñarol, en 1921, para que éste ubique su field en los fondos de la Estación Pocitos, en el espacio otrora destinado al vareo y pastoreo de los caballitos del tremvía. Una perfecta jugada y un gol de lujo. Sin por ello desconocer  la principalía que le cupo a don Julio María Sosa.
Asegurado un grande en el Parque Central, trae al otro desde “Las Acacias” feudo de “La Transatlántica” -la empresa alemana rival- a jugar de locatario en una Estación emblemática de su compañía, dándole una nueva función a un terreno prácticamente baldío, amenazado ya por el crecimiento urbano de la ciudad –los proyectos de apertura de calles y avenidas en la zona ya tenían varios años- y todavía cobrando alquiler. Años antes de la compra de La Transatlántica asegura la venta de la mayoría de los boletos de tranvía generados por el fútbol uruguayo. Se dividirá el fútbol, se incrementarán en un proceso dinámico y profundo la cantidad de clubes, las divisionales, los campeonatos locales, la actividad internacional, irrumpirá a paso de campeón el fútbol celeste en Europa, pero cada fin de semana, cada feriado, los boletos de tranvía del fútbol serán vendidos mayoritariamente por La Comercial, tan claro como que el tranvía entraba en la Estación Pocitos y no sólo para el relevo del motormen y del guarda, como años ha se recambiaba a los caballitos, también ahora para ver al “maestro” Piendibene o para el agitar de pañuelos alentando a los albos y conseguir esa victoria tan esquiva en el field de Los Pocitos. Siempre teniendo en cuenta, que vivimos en un Montevideo en el que el tranvía es el principal medio de transporte, por no decir, el único medio de transporte de los sectores populares. Estamos en una ciudad con muy pocos autos –particulares o de alquiler-. Todavía se puede jugar al fútbol en la calle, y Pascual Somma, el veloz puntero izquierdo de Nacional, campeón de América, conocido por sus vertiginosos piques, es para la hinchada, “el taxímetro”.  Para trasladarse en “la tacita de plata” era el tranvía o el “a patacón por cuadra”. A la fábrica, al liceo, escuela de artes y oficios, a las facultades, “al centro”, a la playa, a la Barra del Santa Lucía, a las canchas de fútbol: siempre el tranvía. Con boleto, común u obrero, abono estudiantil, mensual, o haciéndose la coladera, el tranvía y la incertidumbre-amenaza de la espera en el desvío. El tranvía para ir al cementerio, incluido el último viaje -agarró Rivera p’bajo”-, un coche especial para sepelios de  sectores de bajos recursos. Si el tranvía lo era todo, la Estación era el centro neurálgico del sistema. Dentro de la peculiar simbiosis tranvía-fútbol, el binomio Estación-Field de los Pocitos, constituye, sin lugar a dudas su expresión más alta y significativa, ejemplo de la interacción y apoyo mutuo de las dos realidades, insertada en la conciencia popular y en lo que podíamos llamar “memoria urbana”, transcendiendo el tiempo incluso, ya desaparecidas una y otro.
En la inauguración de la cancha, partido internacional amistoso: Peñarol y River Plate argentino, asisten más de quince mil personas.
Que habrá sentido don Juan Cat, al dar a las 15.30 del 6 de noviembre de 1921 el puntapié inicial de este partido inaugural del field de Los Pocitos. Algo de todo esto en medio de los aplausos de la multitud. Quizás en su fuero interno, giró en dirección a London, levanto los brazos y gritó gol.

UN POCO DE  “ARQUITECTURA HISTORICA”
El Mago sostenía que 20 años no es nada. Debía tener razón porque era un mago o porque tenía febril la mirada. El resto de los mortales, particularmente los que nunca le llevaríamos la contraria, entendemos que 76 años es mucho. Demasiado cuando por ejemplo se quieren recuperar los vestuarios originales del Estadio Centenario y no hay ni planos, ni fotos, ni reportajes que mas o menos nos los describan. Ocho años hacia atrás es como demasiado, para ubicar en el entramado urbano de Silvestre Blanco, Coronel Alegre y Charrúa, con más o menos precisión, el arco donde se hizo el primer gol mundialista. Y si no, que tenemos de 1921, año de la inauguración de la cancha de Los Pocitos, proyecto del Arq. Juan Antonio Scasso. Sin registro de planos en la IMM o en el Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura. Si se pretende consultar la Memoria de dicho año del C. A. Peñarol, tampoco está, ni en el club, ni en la Biblioteca Nacional. Es más, de la propia Estación Pocitos, para registrar su historia de décadas, solamente dos fotos del Tranvía 35, ironía de la piqueta fatal del progreso, de las dos, una refleja su demolición. Que más: el número 148 de Mundo Uruguayo, vía microfilm en la Biblioteca Nacional, que ya introduce lo paradójico: los equipos, escenas del partido en los clásicos círculos de la época y debajo el field de los Pocitos: vacío. Foto esta que se  repite en números de El Gráfico. Otra en el Libro de Oro del C. A. Peñarol -presumiblemente levantada de un Mundo Uruguayo de 1927/28- para llegar finalmente a la fotografía aérea de 1926 de la IMM y publicación del diario Hechos, manejadas por el equipo Benech-Gutiérrez Cortinas, la panorámica tan especial del Centro Municipal de Fotografía, junto con las “instantáneas” del espectáculo desarrollado en este escenario circa fines de 1921 y principios de 1922. Y nada más. Nuestro mejor jugador: foto aérea tomada en 1929 por el Teniente Aviador Gambarini, en versión del Servicio Geográfico Militar y Brigada de Sensores Remotos Aereoespaciales de la Fuerza Aérea. A lo que, debemos sumar el aporte vivencial de colaboradores espontáneos que nos trasmitieron sus recuerdos, los cuales, verificados, tienen para nosotros no sólo el valor documental que implican, sino además la magia de ponerse la camiseta y salir a jugar con todo para recuperar nuestra historia inmediata.
Esto es lo que hay. Nuestro objetivo: tratar de ubicar con toda exactitud el arco donde se convirtió el primer gol de un mundial. Lo mas próximo es el trabajo de Fotogrametría de la IMM, pero la propia condición de monumento del fútbol mundial que emana del hálito-recuerdo de esta cancha, del arco, nos obliga a tener la obligación de la precisión, esa la del “centrefobal” que la coloca ahí en ese lugar donde no se llega “como con la mano”. Hay que ponerse la camiseta y salir con fe para el segundo tiempo. Queda pendiente el seguir buscando datos, con la esperanza de encontrar un permiso, un plano, una referencia oral o escrita totalmente confiable, que nos dé dimensiones precisas, pero ahora el recurso a que apelamos es el de hacer “arquitectura histórica”. Tenemos una planta sin escala exacta –la foto aérea del Teniente Gambarini- datos ciertos del proyectista, el Arq. Scasso, integrante en el momento de la Comisión Directiva del C. A. Peñarol, de los procedimientos empleados, del suministro de elementos; de los planos de fraccionamiento del predio de La Comercial y del trazado de avenidas y calles que se fagocitaron el field de Los Pocitos. Tenemos que ponernos –siendo concientes de antemano que la camiseta nos queda muy grande- en el lugar, en el puesto del Arq. Scasso y tratar de adivinar los pasos que siguió para realizar este estadio, el esquema que lo guió y los fundamentos y/o limitaciones que fueron determinantes o condicionantes del proyecto final, cuyo resultado en vísperas del Mundial fotografiara el Teniente Gambarini.
Lo primero es lo primero. Lo realizado por Scasso tiene para nosotros garantía de excelencia. Como escribía Julio Marne Rodríguez en octubre de 1983 en el décimo aniversario de su fallecimiento: “Se puede afirmar, por encima del aparente juego de palabras, que no hubimos escaso arquitecto con el arquitecto Scasso”. No establecemos diferencia entre el joven arquitecto de 1921 a seis años de haberse recibido y el “maduro experiente” de 1929, segundo premio del concurso para el estadio del Parque Rodó de Peñarol, proyectista y director de obra del Estadio Centenario,“asesor” un quinquenio y pico mas tarde, según se dice, del “Monumental” del River Plate porteño. Si la calidad técnica sostenemos que es la misma, esta necesariamente se refleja en lo proyectado, lo que si cambian son los medios y la disponibilidad económica. Lo que permanece es la voluntad, el compromiso y la entrega, el “plus ultra” del marino renacentista que en medio de lo desconocido le grita a la tormenta que vivir no necesita, navegar sí. Voluntad, compromiso, entrega y la mística que engendran en el palpitar de la pasión, los elementos genésicos de un club de fútbol a lo largo y ancho del mundo, pero con una dimensión especial, una sintonía única en el río ancho como mar. El fútbol, el club, se materializa y concreta en la figura edilicia del estadio, de la cancha, del campito. Sin lugar a muchas dudas, una de las causas de que el fútbol sea el primer deporte-espectáculo-juego global, es su total integración al marco natural, de práctica a cielo abierto, asumiendo con ello la geografía y naturaleza del terreno, las condiciones climáticas, incluso, la interacción de estos elementos. Montevideo, muestra el progresivo avance y desarrollo del fútbol como principal actividad deportiva, con el florecimiento de canchas que se irradian desde Punta Carretas hacia toda la ciudad, destacando esta condición natural con el término de Parque. Esta peculiaridad es para Scasso un punto de partida, de definición personal, como profesional y como hombre de fútbol. Como profesional por su vocación urbano-paisajista y como hombre de fútbol por pertenecer a la generación que lo descubre y lo asume,  que fundó clubes, que lo practicó en todos sus niveles, como jugador, como dirigente, como canchero, como árbitro o línea llegado el caso. Que junto con el gordo Reyes, la madre de Cantury y tantos otros para que ya el domingo implicaba fútbol,  conformaron la realidad sociológica del hincha. No hay nada que hacerle, el fútbol, cada club, aquí en este país, es un sentimiento.
Y si no revisemos el contrato: La Comercial se encarga de los trabajos de nivelación del terreno y el club de las instalaciones. Aquí como en los orígenes en los terrenos de Punta Carretas, los jugadores cargamos con los palos de los “arcos” recuerdo del claustro de Wetmisnter, Peñarol trae desde Las Acacias el palco y la tribuna de madera. La solución para la platea, una gradinata y las clásicas sillas de los recreos, de los corsos, del Gran Baile – Hoy – Gran Baile. Si no apareciera el recuerdo de nuestras abuelas “pero desvisten a un santo para vestir a otro” podríamos teorizar aquí sobre los orígenes y antecedentes de la prefabricación en arquitectura y de las ventajas de las estructuras desmontables. Y nos olvidábamos que también trajeron el portón de acceso: de Las Acacias a Gabriel Pereyra, sin escalas.
Como que es muy poco. Una mudanza y un movimiento de tierras para hacer un estadio, que meses después es una realidad, todo lo modesta que se quiera, pero con la capacidad de entrar en la mejor mitología del fútbol uruguayo y mundial, y en un Montevideo que ya en 1921 era capital del fútbol sudamericano. Había construido el Parque Pereyra –en 1917 el estadio de fútbol mas importante de América del Sur-, manteniendo en todo su nivel el Gran Parque Central con sus 21 años, único escenario deportivo del continente en que se disputaron dos Copas Américas en forma sucesiva nada más que dos años después de este 1921 en que los “manyas” irrumpen a todo coraje en el barrio de los Pocitos. En esta ciudad que ya sabía de fútbol y por lo dicho mas de estadios de primer nivel. Es aquí donde el Arq. Scasso acepta el desafío, comprometiendo su prestigio profesional, saliendo a la descubierta –teniendo en cuenta las condiciones que señaladas- al igual que Andrade marcando el juego de ala atacante, o asumiendo el compromiso individual, a lo Piendibene en sus cortadas, aunque en el camino le salga al cruce el negro Juan, con el “donde vas con esa gallina muerta” o el ímpetu, la capacidad técnica y la potencia del Indio Porte resuelvan con una trancada y un despeje. Son épocas en que todavía en el fútbol no existía el miedo a quedar pagando, en que el es lo que hay, no era un justificativo para el no meterse, sino un impulso, un estímulo para la acción.
Es maravilloso, por el empuje, por el ver siempre más allá, por el vencer antes que nada el temor al ridículo, al quedar en orsay, siempre buscando ese hueco esa ventana, para proyectarse al futuro. Es que la historia del fútbol celeste demuestra  lo ya dicho, que con lo que hay, con valor y coraje se puede pelear por el triunfo y el futuro. En cualquier circunstancia. Como hacía el “Chongo” Escalada, siempre, siempre, patear al arco, para tapar con el grito de gol, la burla y rechifla de los rivales por cada intento fallido. Quizás como en ningún otro lugar del mundo, en esta banda oriental se asumió plenamente la esencia del fútbol: un juego manejado, dirigido por la imprevisibilidad e inconstancia de la pelota. Un juego en que el ganar, siempre está implícito, en cualquier momento del partido. Donde no hay garantías de triunfos previos por más currículum y antecedentes  que se acumulen. Siempre hay que ganar, y sólo se gana cuando el juez finaliza el partido y se tiene por lo menos un gol convertido más que el rival. Si no se hizo, sólo resta la sorpresa de Goliat ante el hondazo de David.
Asumiendo esta condición anímica, el “salir a jugar con todo” analicemos ahora la foto aérea y descubramos lo que verdaderamente a pulmón proyectó Scasso. En forma nítida se destaca:
-El field cuenta con un único acceso por la calle Gabriel Pereyra.
-El palco se encuentra ubicado sobre la línea de meta Sur, prácticamente en el “corner”, girándolo al máximo con relación a la línea de banda a efectos de darle una mayor visión e integrarlo al máximo posible con el espacio del campo de juego.
-El eje del campo de juego es sensiblemente paralelo a la divisoria Oeste del predio y se ubica en el sector del medio de la cancha, prácticamente equidistante de los límites del terreno, pero con una mayor dimensión en el sector oeste.
-La tribuna de madera no se ubica en forma paralela a la línea de banda respectiva, sino que, sin el giro máximo del Palco –debido a su dimensión- converge hacia el Sur, potenciando la visual desde el acceso norte del conjunto del estadio, es decir, es paralela al lindero este del predio.
-El esquema circulatorio definido por la caminería y el arbolado, parte de la doble vía de acceso por Pereyra, bifurcándose en el linde de la edificación de la Estación Pocitos –grandes galpones de chapa- hacia la tribuna o hacia la platea, quedando en posición intermedia, mas bien volcado hacia la última el acceso al talud norte.
-El acceso al palco se realiza por corredor detrás de la gradinata de la platea propiamente dicha, inmediato al límite del predio.
-Se diferencia el sector de la platea lindante con el palco, presumiblemente integrándolo a él, a cuanto a jerarquía de público asistente, que llega prácticamente a alinearse con la línea de medio campo.
-El talud Sur es prácticamente mínimo –a nivel de simple sendero- en su encuentro con la tribuna, desarrollándose algo más detrás del arco, hacia el palco.
Podemos concluir que funcional y espacialmente, en cuanto a utilización del suelo por parte de los espectadores sentados o de pié, el estadio se organiza en forma de U abierta al SW.
Los senderos que aparecen nítidamente definidos en el SW, sobre la calle Canelones, son evidentemente de servicio del predio, no respondiendo evidentemente a un uso funcional de espectadores. Concuerdan con lo trasmitido por testigos en el sentido que el terreno estaba delimitado por cercado de tejido de alambre, sumamente cerrado en su trama, oficiando de postes, rieles de tranvía, siendo esta zona custodiada en los días de partido por policías a caballo. Cuando no había partido se transitaba por el terreno buscando la conexión Rivera-Pereyra y Canelones. Nítidamente se observa el ingreso por esta calle y la bifurcación hacia la platea o tribuna, presumiblemente transitando en la primera dentro del campo de juego, en forma paralela a la cuneta y en la segunda por el espacio para espectadores de pié, delante de la tribuna de madera para espectadores sentados, cuya primera fila se encuentra elevada sobre el nivel de piso.
Se visualiza claramente el largo de la cancha, por la ubicación de los arcos, siendo mas imprecisa la definición de las líneas de banda, estando sin embargo delimitada la zona del campo de juego por la zanja perimetral que se observa en las fotografías de la cancha.

Con lo expuesto, y con el compromiso enunciado de hacer arquitectura histórica, entremos a jugar el partido:
a) el terreno: antiguo campo de pastoreo y vareo de los caballitos del tremvia.
Nada mejor que tratar de citar al Prof. Arq. Leopoldo C. Artuccio, cuando en sus clases magistrales de Historia de Arquitectura hablaba de la ciudad, de su entramado como de un tejido vivo en que el tiempo, la historia, el uso, lo construido por el hombre en definitiva, iba dejando su impronta, lo que el llamaba “cicatrices”. Como los costurones que dejaban el recuerdo de tenidas y entreveros en el cuero de los malevos. Viene a cuento porque así como él señalaba las huellas imborrables pese al paso del tiempo de los trazados de las vías del ferrocarril -la calle Galicia y sus puentes- hay predios, fincas, con los más disímiles usos funcionales, que por su extensión, por interrumpir el trazado ciudadano, son de hecho barreras, límites, mojones en el entramado urbano. Lugares que tienen un frente relacionado con la ciudad y que dividen como las laderas de las cuchillas el territorio urbano hacia un lado o hacia otro. Una situación es la del frente, otra la del costado o la del fondo. La realidad ciudadana urbana, copiándole a Borges empieza por la vereda de enfrente y se continúa por la vuelta a la manzana. Si no se cumplen estas condiciones, estamos ante otra situación. Si se observa la foto aérea del Teniente Gambarini detenidamente lo primero que surge es que ahí no se puede dar la vuelta a la manzana. Y la foto es después de 8 años de inaugurado el field de los Pocitos. Sin embargo, pese al crecimiento que sin lugar a dudas tuvo Montevideo en estos años 20 preparatorios del Centenario, a fines de la década el predio de la Estación Pocitos sigue volcándose hacia Rivera y Pereyra. A derecha e izquierda terrenos baldíos, calles de barrio que mueren sin saberlo, todavía no era nacido Jaime Roos. Ni noticias de Brito del Pino, de la Avda. Soca. Canelones mas al sur, pasa tangente, casi sin saberlo y mas abajo Avda. Brasil con el desvío atribuido a Williman ya ni se entera, es casi como otro mundo.
Ahora claro que esta zona cambió, porque la invadió la ciudad. Tiene veredas de enfrente y manzanas a las que se puede dar vuelta. Pero en 1921, y no sólo por imposición de La Transatlántica, sólo se accedía por Rivera y Pereira. Rivera una de las principales salidas al este desde el centro de la ciudad, hacia el Buceo, cementerio incluido y por Comercio al corazón de la Unión; Gabriel Pereira la puerta de entrada al pueblo de los Pocitos, al de Pereyra p’abajo al decir del Dr. Ravera. Y viceversa, loop mediante. Y no se llegaba cortando por ningún lado, porque hasta los vecinos agarraban para arriba, baqueanos de las sendas y huellas en campos y baldíos, para llegar a la escuela, a la carnicería,  para tomar el tranvía en la Estación o sacar el abono, ir al bar Víctor a enterarse si el Misiones había o no ganado, al recreo con enramada y cancha de bochas, o allí en sus fondos, al salón, mercería sombrerería “El Mago” para reflejarse en la pinta y la sonrisa eternizada por Silva de Carlitos Gardel. Así como que había que bajar y dar vuelta tras otra para llegar a la herrería de Circelli al tranco manso del percherón del reparto. Pero todos los demás llegaban por Rivera o por Pereyra, la inmensa mayoría en los tranvías y los caminantes, no hacían camino al andar, se incorporaban también a los caminos ciudadanos: Rivera y/o Pereira.
Pensamos que queda probado que a esta barrera, accidente, frontera del entramado ciudadano, sólo se le accedía por el Norte. Por la Estación Pocitos. Por Rivera y Pereyra.
Si dudan, piensen en lo que significó en el mismo Pocitos el límite impuesto por el Fermín Ferreira, en la Unión el Piñeyro del Campo, o en Punta Carretas la cárcel, que irónicamente mantuvo a la sombra de sus murallas las primeras y  las últimas canchas de fútbol del barrio. Por si queda alguna duda, y sólo para los valientes, ya que los otros están domesticados, quien le da una vuelta manzana al Cementerio del Norte.
En síntesis al Field de los Pocitos, como no podemos borrar la Estación de Tranvías, tenemos que entrarle por Pereyra. Ahí lo más cerca posible de Rivera, vamos a colocar el portón que nos traemos de Las Acacias. Y luego en el terreno ubicar la cancha, mientras vamos pensando como con los medios que contamos jerarquizamos espacialmente el proyecto de estadio que tenemos que realizar.

b) un terreno en las estribaciones de la Cuchilla Grande.
La ciudad, en tanto creación humana, ineludiblemente oculta, modifica y transforma el paisaje y la identidad del lugar en que se asienta, conquista y engulle en su crecimiento. Parque Chivero, arroyo de los Pocitos, de la Buena Moza, puente de las Ranas, calle del Puente, etc., se corresponden con características topográficas, realidades naturales, hoy desparecidas en un entubamiento, canalización, alcantarillado, repechos y bajadas. No percibimos hoy, trasladándonos por Rivera, que caminamos por la cornisa, entendiendo por tal la divisoria de aguas de la cuchilla. El hormigón y las veredas con su pendiente domesticada ocultan barrancas, promontorios, socavones, a tal punto que hoy transitando las pendientes que van de Gestido a Charrúa, o el repecho o bajada de De los Santos según se vaya o se venga, uno se pregunta como fue posible que en este lugar hubiera existido una cancha de fútbol. Los cortes del trazado de Avda. Soca, Coronel Alegre son ilustrativos en cuanto a pendientes y desmontes. La sensación hoy, reafirmada por las fotos de época del field de Pocitos es la de una pronunciada pendiente hacia los fondos del terreno, particularmente en dirección SE y la de un notorio desnivel con respecto a los terrenos linderos por el oeste.
Volvamos a nuestro principal jugador, la “vista aérea” y a lo que anotábamos en el punto 8), la notoria diferencia entre los taludes: la mayor dimensión e importancia del talud Norte con respecto al Sur. Descontamos la facilidad de acceso, ya que la ubicación de una localidad tan importante como lo es el Palco, prácticamente lindante con él no lo justificaría. Insistiendo con lo ya observado, el trazado irregular del talud sur, prácticamente un sendero conformando un triángulo de camineria hacia el sur-este y su mayor dimensión hacia el Palco, nos hace pensar que el proyectista, para aprovechar al máximo el mejor sector del terreno en cuanto a trabajos de nivelación, llevó el emplazamiento del campo de juego a una posición límite en esta dirección. Que se obtenían con ello: una mayor dimensión y óptima pendiente en el talud Norte, directamente ligado con el acceso logrando así, un máximo de espectadores en esta zona y una apertura espacial del estadio hacia el Sur. Presumiendo una solución espacial frente a la imposibilidad económica de acción arquitectónica en este sector ya sea mediante relleno o tribuna de remate. Las fotos reflejan lo antedicho: con un estadio repleto no se observa mayor cantidad de espectadores en el talud Sur y mas allá de que el punto de vista del fotógrafo es elevado a efectos de mayor ángulo panorámico, las construcciones existentes muestran un claro y pronunciado desnivel en el sector sureste y el notorio nivel superior de los terrenos del lindero oeste.

Concluyendo: con los medios económicos disponibles se busca el máximo rendimiento para los trabajos de nivelación, conformando acceso al palco y escalonamiento de la platea, potenciando el talud norte con el desmonte y/o aprovechamiento de la pendiente natural en este sector, minimizando el talud sur de más difícil acceso. Testimonios de vecinos del lugar, confirman esta situación: ratificando lo antes expuesto en cuanto a las huellas de baqueanos, el camino a la carnicería implicaba ingresar a la ya desaparecida cancha, caminar por donde estuvo la tribuna de madera y deslizarse por el pronunciado desnivel existente hacia la calle Canelones.
A su vez este mayor desplazamiento hacia el sur, independiza la cancha del volumen edificado de la Estación Pocitos, permitiendo  el desarrollo  y amplitud de los ingresos a platea y tribuna tanto en los senderos propiamente dichos,  como en el arbolado de apoyo. Paradójicamente esta decisión arquitectónica de llevar al máximo el campo de juego hacia el fondo del predio motivó el error de la transmisión oral de ubicación de la cancha ya que se la posicionó directamente ligada al acceso por la calle Pereyra.

Resumiendo: es un terreno propio de la orografía uruguaya, esa que nos enseñaban en la escuela, se acuerdan, suavemente ondulado con abundancia de ríos, arroyos, cachimbas, ojos de agua, etc. Lo que en este caso implica que se eleva considerablemente hacia el lindero oeste y que cae hacia el sur este abruptamente, hacia el final del predio.
Estamos como los griegos de la antigua Hélade. Sólo podemos adecuarnos al terreno y a las acciones que mediante pico y pala, yunta de bueyes mediante como en los registros que reproduce el diario Hechos podamos hacer sobre él.
Así como el entreala la baja con el pecho y decide con que perfil va a seguir -por darle un toque homérico al tema- optamos:
1.- Ubicamos la zona de implantación del campo de juego los mas hacia el sur posible a efectos de potenciar al máximo el sector norte, ligado con el acceso ya predeterminado por las características  reseñadas del predio y su entorno.
2.- A partir de esta decisión nivelamos el terreno –gracias a La Comercial que costea los trabajos- hacia el Norte, logramos así:
a) Debido al desnivel con el lindero Oeste, conformamos la pendiente necesaria para la realización de la gradinata de la platea y definimos el acceso a un nivel superior del palco.
b) El acceso al estadio se hace por una cota superior a la del campo de juego, que es el principal elemento de la propuesta espacial, permitiendo además una mayor extensión del talud norte, privilegiado por estar directamente ligado al acceso, aparte que estamos en una época en que todavía –algunos nostálgicos quedan- que sostiene sin concesiones que la mejor forma de ver el fútbol es estando de pie (quien esto dude, es invitado a presenciar una partido desde el segundo pasillo de la Olímpica, que es el único que queda del proyecto original, ya que el primero y el paseo de la Torre están ocupados por tribunas prefabricadas, que no condicen ni con la estética ni con la funcionalidad del Estadio).
c) el partido adoptado por el Arq. Scasso.
Acá por partido se entiende, alusiones aparte, la respuesta arquitectónica concretada por el Arquitecto, para responder estética y funcionalmente con el proyecto de Estadio de Pocitos, junto con las condicionantes ya señaladas del terreno, a los siguientes ítems:
1.- la cancha según las Reglas de Juego.
2.- instalaciones para los protagonistas y público.
3.- Cierre exterior, accesos, boleterías y circulación interna.
4.- La solución final.

1.- la cancha según las Reglas de Juego.
Las memorias del Club A. Peñarol consultadas correspondientes a los años 1922, 25, 27, 29 y 30 no dejan constancia de modificación de las dimensiones del campo de juego. Suponemos por tanto que  su dimensionado se decidió en el proyecto original, recurriendo el proyectista a lo dispuesto por las Reglas de Juego, verbigracia lo establecido en:
1.1.- Referees’ Chart. Season 1912-13 - The Football Association:
Law I. Dimensions of Field of Play: ...The dimensions of the field of play shall be –maximun length, 130 yards; minimum length 100 yards; maximum breadth, 100 yards; minimum breadth, 50 yards.
The size 115 yards by 75 yards is the most general. (Instructions to Secretaries).
1.2.- Guía del Referee – Año 1918 – Asociación Uruguaya de Football:
La cancha o field se trazará  de acuerdo con las indicaciones del plano al principio de estas prescripciones y deberá llenar las siguientes condiciones:
Largo máximo 130 yardas (118 m. 30 cm.)
Id.  mínimo 100 id (91 m.)
Ancho máximo 100 id (91 m.)
Id. mínimo 50 id (45 m. 50 cm.)
Las dimensiones mas generales son 115 yardas por 75 yardas. Procurad que, si es posible, el punto donde se dé el corner-kick sea parejo.
En tiempo húmedo deberá proveerse aserrín para los goal-keepers. (Instrucciones para los Secretarios).
En los partidos internacionales las dimensiones del field serán:
Largo máximo 120 yardas
id mínimo 110 id
Ancho máximo 80 id
id 70 id
Al comenzar el partido el peso de la pelota será de 13 a 15 onzas  (Art. I.-  Conclusión – Dimensiones del field y peso de la pelota en partidos internacionales). Se refiere solamente a partidos internacionales (Instrucciones al referee).
Restaría conocer las especificaciones de los años 19, 20 y 21, ya que estimamos que las dos precedentes son sucesivas, si tenemos en cuenta el interregno generado por la Gran Guerra. A título de ejemplo para verificar si éstas hubieran podido establecer alguna modificación substancial, transcribimos las que se encuentran en el archivo de la AUF, correspondientes a la década del 20:
1.3.- Referees’ Chart. Season 1926-27 – The Football Association:
Law I. Dimensions of Field of Play: ...The dimensions of the field of play shall be –maximun length, 130 yards; minimum length 100 yards; maximum breadth, 100 yards; minimum breadth, 50 yards.
The size 115 yards by 75 yards is the most general, but attention should be paid to the requirements of de Rules of Competitions in which clubs take part. (Instructions to Secretaries).
Guía del Referee – Año 1926 – Asociación Uruguaya de Football
Artículo 1 – Dimensiones de la cancha o field
Largo máximo: 118 m. 30 (130 yardas)
    “    mínimo: 91 m (100     “     )
Ancho máximo: 91 m (100     “     )
    “      mínimo: 45 m 50 ( 50      “    )
Las dimensiones mas generales son: 104,65 (por error dice 140,65) por 68,25 mts (115 yardas por 75), pero hay que prestar atención a las disposiciones de los reglamentos de Competencia en que los clubes toman parte.
Como se desprende, de 1912 a 1927 no cambió ninguna disposición. Hoy, 80 años después, fruto del redondeo y de una mayor precisión en la conversión de yardas a metros se pasó de 118 m 30 a 120 m y de 91 a 90 m, precisándose las medidas para la disputa del mundial en 105 m por 68 m.
¿Que medidas eligió Scasso?. Arquitecto por un lado y miembro de la directiva de Peñarol por otro. En 1921 con la celeste campeón de América en el 16, en el 17 y en el 20. Con un Peñarol que repuntaba luego de la conquista por Nacional de la Copa Uruguaya en propiedad,  pero con el riesgo cierto de que repitiera en este año dicha hazaña. Que asimilaba las trágicas muertes de Roberto Cherry y del botija Pérez, titulares indiscutibles. ¿Dimensiones mínimas para poner la bañadera atrás, jugar al cero y si se da defender un gol conseguido de un tiro libre milagroso o de un contraataque asmático? ¿O vamos por la cancha grande, la de los campeones, para que Gradín apile gente y enfile bala verde para hacer volar los palomares de los aplausos populares como le cantó Parra del Riego. Para que el Maestro Piendibene agarre la batuta y dirija al son de la guinda a los “ágiles” abriendo la cancha para el vértigo de Cámpolo o para sus cortadas y puntillazos de “cachetada” o“zapatilla”?. Pensamos que, si contamos con calidad técnica, cuanto más grande el escenario mas lucen las estrellas, no se remonta una cometa en el altillo.
Aquí no tenemos dudas, Scasso proyectó la cancha más grande que le permitía las características del predio, es decir, sus dimensiones y topografía.
Que nos dice una vez más la fotografía del Teniente Gambarini: las instalaciones para público se ubican contra los lindes del terreno. Desde su primer estadio, ya para Scasso lo importante es el campo de juego funcional y espacialmente, siendo una de sus principales preocupaciones el dominio visual que sobre él tengan los espectadores, no solamente en lo concerniente a su ubicación para presenciar el espectáculo, sino en forma especial en el momento del ingreso y en el recorrido hasta llegar a ella.
En forma primaria –se desarrollará en profundidad mas adelante- de acuerdo con las medidas del predio de La Comercial del plano de  los Agrim. De Arteaga, Pitágoras y Euclides mediante, obtenemos que el ancho del terreno en el sector del medio de la cancha de 111 m. 30. Transportando esta medida, se constata que es superior al largo de la cancha -la medida mas visible en la fotografía según se ha visto- concluyéndose de inmediato que las dimensiones del terreno no le permiten alcanzar las medidas máximas del campo de juego: 118 m. 30   (130 yardas) por 91 m (100  yardas). Por lo ya expuesto y comparando a prima facie con la relación obtenida, sin lugar a dudas toma como medidas las indicadas para partidos internacionales en 1918 –vale recordar la jerarquía futbolística que se detentaba-, intuyéndose que el mínimo del que partiría sería el de las dimensiones sugeridas como más generales: 104 m. 65 (115 yardas) por 68 m. 25 (75 yardas).
Además, se constata lo enunciado precedentemente, el eje del campo de juego, coincide sensiblemente en esta zona de la cancha –siempre refiriéndonos a la foto aérea- con el eje del propio terreno, y al volcar hacia las medianeras el palco y la platea por un lado y la tribuna de madera por el otro, logra no solamente agrandar al máximo el ancho del campo de juego, sino que además, espacialmente lo realza como el elemento más importante del proyecto. La intencionalidad espacial, utiliza para la solución arquitectónica una parte fundamental del problema: la poca disponibilidad de medios.
Ya lo destacamos, una solución de estadio griego, planta en U, utilizando las pendientes propias del terreno, el nivelado y los desmontes necesarios para conformar la interrelación espacial entre la cancha y los sectores de público.
A modo de simple corroboración, si desglosamos a efectos de su relevamiento, los distintos sectores del estadio según la foto en la perpendicular a la medianera Oeste por el medio de la cancha, nos dan las siguientes medidas, transportando aquellas conocidas –ancho de calles, gradinatas, arco, etc.-: corredor al palco, 8 mts.; desarrollo de la gradinata de platea, 14 mts., ancho del campo de cuneta a cuneta 80 mts.; y  zona de tribuna 9 mts., que se corresponden con la medida obtenida y con un dimensionado real, en cuanto a diseño se refiere.

2.- instalaciones para los protagonistas y público.
Sabemos que, lo fundamental de las instalaciones, el Palco y la tribuna de madera fueron traídos de Las Acacias. En el Palco estaban incluidos los vestuarios de jugadores y árbitros. El resto de las instalaciones surgen como ya vimos de la ubicación del campo de juego con relación a la topografía del terreno y de los desmontes y/o nivelaciones resultantes: talud norte de acceso y gradinata de platea adecuándose al perfil del terreno, más alto en el lindero oeste. Reiteramos la economía de medios con que cuenta el proyectista. Gradinata y sillas por un lado, y como solución de la capacidad locativa: espectadores de pié.
Hemos insistido sobre la particular posición del palco techado, construcción ya realizada que hay que insertar en el proyecto. Colocado en el extremo de la platea, configura como ya vimos con la tribuna de madera, también fugando hacia el SW, una potenciación del eje longitudinal de la cancha a la vez que una contención o límite de la apertura espacial del estadio en esta dirección. El giro del palco se justifica también en cuanto a dar un ángulo de visión más completo a sus espectadores con relación al campo de juego a la vez que lo posiciona con relación a la percepción del público que ingresa por Pereyra.
Es tan importante para Scasso el no reducir las dimensiones de la cancha que no sólo resigna la posición central del palco sino que además, pensamos que invade con el giro proyectado el terreno lindero, lo que se refleja en croquis del terreno con relación al trazado de calles de 1937, pero ya no aparece en el plano de los Agrimensores Arteaga padre e hijo en 1941, donde se descuartiza en fraccionamientos, calles y avenidas la antigua cancha de Peñarol, ya herida por el proyecto de Estadio en el Parque Rodó y liquidada por el Estadio Centenario y el profesionalismo. Ya no está el palco, sólo quedan las huellas de las gradinatas, entonces, el límite oeste del predio es una recta continua, que delimita el paraíso de la botijada del barrio, para los juegos colectivos, para remontar cometas, pero hasta el último instante continúan la magia del fútbol el Montevideo Emden, el Olimpia Juniors y tantos otros, los que con palos de los arcos al hombro proclamaban su derecho a jugar, de acuerdo a quien llegara primero y copara el campo de juego. Para reeditar la magia del fútbol, las hazañas de Peñarol, de la celeste de la Federación. Para seguir corriendo tras la pelota por donde pasaron escoceses, porteños, rosarinos, chilenos, donde practicaron los seleccionados que iniciaron el mundial. Campeonatos barriales se dejaban llevar por el viento de la jornada inaugural del primer Mundial, que traía ecos de la bolea de Lucien Laurent y del primer grito de gol mundialista.
En síntesis, cuando está el palco el linde con el baldío sigue su traza, cuando éste vuelve a su querencia de Las Acacias se convierte en una línea continua. Magia del progreso, o reafirmación de que para Scasso la mayor dimensión de la cancha es determinante del proyecto, aunque tengamos que invadir un poquito el terreno del vecino.

3.- Cierre exterior, accesos, boleterías y circulación interna.
Como ya se expuso, las mismas condiciones del predio de la Estación Pocitos, aseguraban los cierres exteriores del estadio. La malla de alambre tejido de procedencia inglesa, como correspondía, muy cerrada y sostenida por rieles de tranvía, aseguraban el ingreso al estadio por boletería. Vimos que además, para aquellos puntos débiles del cercado -los lugares en que el acortar camino de los vecinos, en especial los niños y sus “mandados” ayudaba al deterioro del cerco- se contenía a los vocacionales de la coladera con policías a caballo. El acceso único, por la calle Pereyra, por el portón proveniente de Las Acacias. A uno de sus lados la boletería, de la cual, no contamos con mayores datos. En maqueta existente en el Museo, aparece como un clásico kiosko del estilo “ferrocarril”, expandido junto con el fútbol, a todos los confines del mundo, desde Bombay, hasta Iquique, pasando por el Cabo de Buena Esperanza. Su ubicación en las proximidades del palco, evidentemente a efectos informativos, confunde mas que aclara. Llamativamente en esta maqueta, continuando con lo ilógico de la ubicación de la boletería aparecen árboles. Consideramos que es el reflejo o bien del artesano, o de quien le trasmitió las características de este estadio, el hecho testigo que representan. Como en un imagen cubista, sin apoyo racional en cuanto a reflejar exactamente la realidad de la perspectiva renacentista, completan como ideograma, la realidad del field de los Pocitos, de la inclinación del proyectista por los espacios verdes organizadores de la trama urbana, como ya se ha señalado, agregando además que, en la fecha, Scasso ya se encontraba trabajando en Paseos Públicos. Reafirmando lo dicho en cuanto a la esencia natural o ecológica del fútbol, y el concepto de Parque en el más amplio sentido de la palabra –cancha y paisaje- que siempre se le concedió a los escenarios en Montevideo, transcribimos de las Memorias del  C. A. Peñarol existentes en la biblioteca del Museo del Fútbol:
1922: Cap. X – Field Pocitos. Informa que se ha prestado atención preferente a la conservación y mejora del nuevo field en cuanto a mejor las condiciones del campo de juego, del tejido perimetral, precisando que “Se ha plantado una buena cantidad de árboles que embellecerá dentro de muy poco tiempo aquel paraje, donados por el Consejo de Administración Departamental”...
1925: Cap. VIII – Field de Pocitos. Habla de trabajos de mantenimiento en el viejo palco, de la necesidad de cambiar las sillas de platea por bancadas “de otra manera, siempre se contará con una platea en condiciones precarias, que exige constante arreglo y presenta pobre vista. El campo, está finalmente en buenas condiciones, tiene mucho pasto, buen declive, firmeza de piso, y todas las cualidades que pueden desearse para una cancha de football. Se ven así colmadas las aspiraciones y premiados los trabajos de varios años, en que las condiciones del field no eran muy favorables. ...Se han repuesto algunos árboles que se habían secado, y se han pintado aquellas instalaciones que lo necesitaban”.
1927: Cap. IX – Nuestras canchas. Hace referencia a Las Acacias, al predio concedido por el Consejo de Administración en el Parque Rodó para la construcción del nuevo campo de deportes, para el cual se llamará a la brevedad a concurso de proyectos y con referencia al field de Pocitos informa que vencido el plazo de ocupación del predio, se gestionó prórroga hasta 1928 del mismo, previendo la necesidad de reiterar el pedido de postergación hasta la iniciación de las obras del nuevo estadio, descontando para ello la buena voluntad del  Sr. Gerente de la Compañía Comercial, don Juan Cat.
1929: Informa de la colocación el 25 de Agosto de la piedra fundamental del nuevo estadio en el Parque Rodó, destacándose en la oratoria “... la importancia de la obra a iniciarse, el esfuerzo grandioso que para Peñarol significaba el emprendimiento de la misma, la belleza del monumento a levantarse debido a la concepción maravillosa del Arq. Vilamajó. En el capítulo El campo “Las Acacias” se informa que dicho campo de juego queda para campeonatos de Socios Cadetes, para la actividad de los Campeonatos de Menores, en virtud de la enorme importancia que han adquirido, los que podrán desarrollarse en forma normal e ininterrumpida, aparte de que al desarrollarse también en este campo de juego las actividades de 2º orden, quedará libre el Field Pocitos, conservándose entonces en buena forma para el desarrollo de matches de gran importancia.
1930: Cap. XXIII – Parque Atlético en “Las Acacias”. Se informa de los trabajos de movimiento de tierras en el Parque Rodó y del proyecto complementario solicitado al Arq. Vilamajó para realización de un Parque Atlético en “Las Acacias”, adjuntando planta general, donde se ubican: 1.- Est. Autos, 2.- may, 3.- Reuniones, café, Restaurant, dancing, Administ y Serv.,  4.- Baños, vestuarios, depósito, 5.- Piscina, 6.- canchas tennis y basket-ball, 7.- niños, 8.- cancha bochas, 9.- canchas de pelota, 10.- Football entrenamiento, 11.- pista, salto, lanzamientos y 12.- arboleda. Seguidamente se aclara que “el mencionado proyecto puede, en realidad, ser desarrollado en varias etapas. Entre las primeras, cuya realización podrá ser inmediata por su costo bajo o casi nulo, figurarían plantaciones de árboles y la construcción de canchas y pistas. Al efecto se podría contar para el arbolado con el concurso del Vivero Nacional que suministraría los ejemplares necesarios; y para la construcción de canchas con la tosca proveniente de los desmontes que se practican en el Parque Rodó, cuyo coste no excedería al del flete de la misma. La mano de obra necesaria para la plantación de árboles y la construcción de canchas será completamente reducida”.
Del field de los Pocitos nada. Sólo aparece en el informe del entrenador y cuidador del estadio, Sr. Juan C. Bertone  –¿primer “Gerente Deportivo”?-  y en el Balance de Caja correspondiente al año 1930. En el primer caso, Bertone en el final y luego de los informes de las campañas deportivas, de las prácticas en el field de Pocitos y de las actividades de la Carpa del Buceo, con el subtítulo  “Arreglos en el field de Pocitos”  da cuenta de su preocupación preferente por el estado y conservación  del mismo y de los trabajos realizados:  en el campo de juego; arado, nivelado y engramillado con 65.000 panes que nada costaron al club, pues fueron retirados de un terreno baldío, propiedad de un amigo personal, siendo el trabajo realizado por operarios prácticos en la materia. Cumplidas estas operaciones se inició el riego de la gramilla y luego fue pasado el rodillo que el Consejo Departamental de Montevideo “cedió al club galantemente”. En los cuartos de vestir y baño; lavado, pintura y mantenimiento, conservándose en buen estado. Se repararon instalaciones y el tejido perimetral del campo de juego, dotándolo de total seguridad para partidos y prácticas. El segundo caso es mucho mas escueto:
FIELD POCITOS – Pagado por este concepto . . . . . . . . . . . . . $ 630,67
ARREGLOS CANCHA – Pagado por este concepto . . . . . . . . $ 382.50
Se destaca la actitud solidaria de Peñarol con la AUF al no aceptar partidos propuestos por el Deportivo Español, como respuesta al boicot de la Real Federación Española al Mundial, el ofrecimiento de las recaudaciones de partidos amistosos a la Federación Ecuatoriana para que ésta pudiera asumir los gastos de traslado a Montevideo; las actuaciones para tratar de solucionar el enfrentamiento y la ruptura de relaciones resuelta por la Asociación Amateur Argentina, luego de la final, buscando la mediación de River Plate argentino. Curiosamente, ni una palabra del ofrecimiento del Estadio Pocitos –aceptado posteriormente por el Comité Organizador del Mundial- ni de los dos partidos jugados, previo a la inauguración del Stadium. Menos de las prácticas realizadas por distintas delegaciones mundialistas. Llama la atención, aunque es factible que el que hace camino al andar, no vuelva la vista atrás, para ver como dice Machado el sendero que no ha de volver a pisar, ocupado en la búsqueda de la futura meta. Es admisible que embarcados en proyectos ambiciosos: estadio, sede, campo de deportes, no se haya tiempo para valorar lo hecho hasta el momento, lo real, lo construido. Lo peculiar es que el vuelo de la quimera, les permite analizar, aún en el vértigo de la altura proyectada, la economía de medios, la creación apelando a la imaginación y a los mínimos recursos que caracterizan como vimos la acción del Arq. Scasso, su principal cualidad de dejar obra terminada, en vez de planos encarpetados. Lo que de inmediato lleva a pensar –influencia del efecto mariposa- que si la dupla Scasso-Domatto hubiera sido la ganadora del concurso para el Estadio del Parque Rodó, aún asumiendo que no conocemos su proyecto, que con toda justicia, entraríamos por la Avda. Sosa al Estadio de Peñarol y quien sabe donde estaría la Facultad de Ingeniería. Capaz que en Las Acacias.

4.- La solución final
Repasemos las conclusiones establecidas del análisis primario de la foto de Gambarini: accedemos por Pereyra, a través de portón de hierro forjado art nouveau, doble sendero con arbolado central, arbustos y mas árboles en  los costados exteriores, conformando una avenida de unos 100 m. A nuestra derecha los enormes galpones de chapa de la Estación Pocitos, a la izquierda casas, quintas, el Cine Latino, un poco mas al fondo, el gran ombú que se llevó la apertura de Soca. Al final un cantero con más árboles y arbustos, que bifurca las opciones de ingreso, pero que nos permite visualizar a través de él, allá en el extremo derecho, el palco techado rematando la platea, la tribuna de madera enfrente que nos refuerza la visión del eje central del campo de juego, abierto hacia la ciudad por el SW. Y comandando todo el verde de la cancha, siendo protagonistas principales los arcos, como lo muestran las fotografías de conjunto del estadio. El campo de juego se enclava de una forma integral con el perfil del terreno, jugando con los semiplanos de nivelación y desmonte, con un neto protagonismo visual en cuanto a su percepción por el espectador. 8 años mas tarde este partido florece en el Centenario: la forma de enclavarse en la topografía del terreno, la separación de tribunas, la concepción cuasi circular para optimizar la visión y lo fundamental la peculiar relación en el ingreso, que siempre permite un contacto directo con el campo de juego, ya sea en el talud, las tribunas o el palco. En especial dos puntos fuertes: los accesos de la Tribuna Olímpica y el balcón del Palco.
Aquí, en el field de Pocitos, la solución arquitectónica parte de la economía de medios, decíamos antes arquitectura griega en cuando a adecuación y manejar el perfil del terreno con los trabajos de nivelación y desmonte para la conformación de la respuesta espacial, definir las zonas de cancha y de público, el único acceso por el frente “ciudadano” característica del predio, comenzando a percibir a medida que avanzamos por el doble sendero de la entrada, las localidades, el palco -la construcción más importante-, la potencia longitudinal de la tribuna de madera, los arcos, los cercos perimetrales, la cancha con todo su protagonismo, y la apertura espacial hacia la ciudad por el sur, potenciada por el brusco desnivel inmediato del terreno. La posición extrema del palco, su giro, así como el de la tribuna, hacen que oficien como una especie de torres de Hércules virtuales, reforzando la perspectiva central que se obtiene una vez que se deja atrás la mole de chapa de la Estación Pocitos. Concepción griega, pero sin pórticos, cariátides, peristilos, propileos, solo árboles, césped y arbustos, como ya vimos una característica de las canchas montevideanos, que perduraron en las del Prado, hasta que la modernidad exigió cemento por los cuatro costados. Se constató en las Memorias reseñadas anteriormente, esta preocupación por el arbolado, que se mantuvo mientras duró Pocitos y emigró –legado ecológico- al ambicioso proyecto de Las Acacias.
Recordemos a Benedetti:  “Montevideo era verde y tenía tranvías” y precisemos, era verde por los árboles, que todavía algunos quedan y por las canchas de fútbol, que ya no están. Pocitos, Rivera, Pereyra, Simón Bolívar, la cancha de Peñarol, y ahí cerquita el Parque Batlle tenían árboles. También los tenían las quintas, chacras o terrenos que los circundaban. Junto con remarcar esta característica de la ciudad y de la mayoría de sus canchas, mejor dicho de sus Parques-Estadios, queremos destacar lo que fue una expresión muy particular en el final de este análisis, específico del fiel de los Pocitos. Quien dice árboles dice pájaros –con las características de la zona, era un reservorio completo de todo tipo de plumíferos autóctonos, incluyendo algunos canarios matreros-, y pájaro autóctono por excelencia es el dorado. Pajarito criollo que debe su nombre a su plumaje que con un poco bastante de imaginación puede entenderse como de un dorado muy tímido, de acuerdo a su humilde linaje. Pajarito de gorjeo chispeante y alegre, sin llegar a la calidad tonal y volumen sonoro del canario, canta lindo y una vez que arranca se envalentona, porque, el macho, marca su territorio con el canto. Por esta característica genética, terminó siendo estrella y jugando en el fiel de los Pocitos. Mejor dicho en la arboleda de entrada, escenario de sus actividades profesionales. Clavo en el tronco de los árboles, dorados en jaulitas chicas que según los entendidos “quieren” más que las grandes, convenientemente cubiertas con paños negros. Se cruzan las apuestas de rigor, el juez da la orden –en este caso nada más ni nada menos que el “Cochemba” Vanzzino campeón con Nacional y campeón sudamericano con la celeste, una autoridad vocacional y pasional en tema de pájaros- se destapan al unísono las jaulas, comienzan su canto los dorados, marcando su territorio en el inicio del día para ellos y gana el que tapa con su canto al o a los demás. Pierde el que al decir de los apostadores “se juyó” o “se juyeron según el número de competidores. Facilitaba la decisión del juez el que el ganador seguía cantando, mientras que el perdedor, se abalanzaba contra los alambres de la jaulita buscando la huída ante el macho dominante. A cobrar el que ganó y a irse chiflando bajito, con la jaulita abajo del brazo el dueño que perdió.
Terminamos con esta actividad extracurricular para ejemplificar el arraigo social, a todos los niveles que mantuvo este field, terreno, campo, etc., mientras no fue desmenuzado por la trama urbana.

RECONSTRUCCIÓN DE LA UBICACIÓN  DEL FIELD DE LOS POCITOS
Hemos esbozado esquemáticamente el proceso de creación, desarrollo y desaparición del field de los Pocitos. Intentamos “descubrir” el partido adoptado por el Arq. Scasso, con el objeto de lograr la mayor cantidad de datos, para ubicar con la mayor exactitud posible, el emblemático arco donde se convirtiera el primer gol del mundial, rescatándolo del olvido y hacerlo resurgir como monumento del fútbol.
Para ello, pasemos ahora a “marcar la cancha”, hoy en el 2006, en las calles Charrúa y Cnel. Alegre, a partir de la fotografía aérea del Teniente Gambarini y el plano de fraccionamiento del terreno realizado por los Agrimensores Alberto de Artega (padre e hijo) en diciembre del 41.
Estamos condicionados, ya que la fotografía aérea no es posible mensurarla con total exactitud por las limitaciones de la misma, directo resultado de los procedimientos técnicos con que se contaba en 1929, que van desde el equipo en sí a la altitud del vuelo desde que se la tomó, lo que implica deformaciones progresivas a medida que nos alejamos del punto central tomado como objetivo de la cámara –estamos precisamente en este caso-; deformaciones  éstas  que impiden como se manifestó anteriormente que su inserción en el parcelario actual, no sea exacto.
Juega a nuestro favor el plano de los de Arteaga, ya que nos define con total precisión los límites del predio, que se visualizan hoy claramente transformados en medianeras edilicias, algunas sumamente significativas como la de la esquina NW de Charrúa y Soca. Verificado con mensuras in situ, reafirmamos su precisión.
Con estas limitaciones,  definimos el método a seguir:
-Encontrar mensuras establecidas en el plano de los de Arteaga, reconocibles en la fotografía aérea, que nos permitan establecer relaciones de escala para transformarla  en una planta mensurable, con la mayor precisión posible, es decir aplicar la vieja y querida regla de tres, correspondiendo la precisión una vez determinado el factor de conversión a escala de la medida tomada en la foto.
-Una vez obtenidos los datos necesarios, proceder al replanteo en el plano de los de Arteaga por el camino del menor error: ubicando el eje del campo de juego y los centros de los arcos.
-Una vez posicionado el eje del campo de juego, replantear el mismo, de acuerdo a las dimensiones obtenidas en el apartado anterior.

Del análisis anterior sabemos:
-el eje del campo de juego es sensiblemente paralelo al lindero Oeste y en la zona del medio de la cancha se ubica sensiblemente equidistante de los límites laterales del terreno.
-el palco queda directamente enfrentado a la calle Charrúa y el centro de la cancha su ubicaría en su prolongación en el sector de  la esquina NW de ésta con la continuación de Cnel. Alegre.
-la longitud del campo de juego es menor que 111 m. 30, presumiendo que Scasso partió de 105 mt de largo, como mínimo.

Trazas de mensura conocida, reconocibles en la foto del Teniente Gambarini:
Transversal Charrúa - 122,82  m. (verificado).
Diagonal sobre Canelones - 88,15 m.
Frente sobre Canelones - 20,96 m. (verificado).
Frente sobre Baltasar Vargas - 17,00 m. (verificado).
Arco – 7,28 int. /12,5 poste - 7,53 m. (Reglas de Juego).
Medidas en la actualidad, la calle Charrúa es de 8 mts y Baltasar Vargas de 7 mts.

Mensura de fotos
A puro coraje –sin descartar la cuota de ignorancia- comenzamos a tratar de dar mensura a la foto del Teniente Gambarini. Nos habían advertido las enormes dificultades del tema: la deformación propia de la foto, a lo que agregamos una vez inmersos en la irrealidad de la fotografía –cuánta razón tenían los indios- una ampliación te cambia la perspectiva, y la claridad y/o nitidez de una copia te trasladan a distintos círculos, donde en uno se ven cosas que en el otro no existen, o donde una línea auxiliar de referencia, se descubre a posterior con groseros errores de paralela.
Conclusión, somos concientes de que no podemos atrapar la realidad, recuerden Cortazar, Blow up y sus cadenas de ampliaciones, la fragilidad transhumante de la realidad y de la percepción, escuchemos una vez más el grito de Divididos: que ves cuando me ves.
Todo lo que sigue en consecuencia es aproximado, pero aún asumiendo la paradoja, seriamente aproximado, por no decir científico-pasional aproximado. Todavía con el condicionamiento de que en el último instante defeccionó el baluarte de nuestra defensa: el plano de los Agrimen. De Arteaga, al que sí le controlamos la horizontal, pero no la vertical –y esto es de Dimensión Desconocida- lo que nos llevó primero a sucesivos errores en el largo de la cancha (del sur nos daba bien, pero nos fallaba el control desde la Estación Pocitos, conclusión asumíamos que habíamos leído escalímetro y lupa mediante mal la medida, interpretada en la foto, ni por asomo pensar que no controlábamos la vertical). Por suerte entró a jugar Olivieri, que tuvo la claridad de percibir que una de las ampliaciones de la foto de Gambarini (la Nº 2) prácticamente estaba a escala 1/200, mientras seguíamos en la búsqueda del factor milagroso. Esto es casi como sufrir una vez más el viejo chiste: Se le pregunta a un estudiante de Arquitectura 2 x 2, éste rápidamente desenfunda la regla de cálculo, ubica la reglilla, desplaza el curso y exclama, 3 con 99.
Con este valor de referencia, se procedió al marcado de la cancha en el 2006. Reiteramos que indudablemente y lo esperamos, es necesariamente perfectible, pero aún sin verificar lindando con la Estación Pocitos, con respecto a Charrúa y Canelones, mantiene coherencia. De momento es un serio punto de partida, una interpretación de la realidad pasada, casi como esas torres hechas con las cuarenta cartas del mazo, totalmente estables hasta que alguien abría la puerta de la cocina.

Aquí van entonces, los resultados del trabajo realizado
Se manejaron cuatro ampliaciones (tamaño A3) de la foto del Teniente Gambarini suministrada por la Brigada de Sensores Aereoespaciales de la Fuerza Aérea, aumentando el tamaño a efectos de una mejor lectura de dimensiones reconocibles, promediando tanto los factores de conversión como los resultados obtenidos, de acuerdo a  los siguientes cuadros:

    FACTORES DE CONVERSION
    Medida conocida    En foto    factor    Promedio factor
FOTO 1    Transversal Charrúa    3.35    36.66    36.63
    Perpendicular lindero Oeste    3.05    36.49   
    Diagonal Canelones    2.40    36.73   
FOTO 2    Transversal Charrúa    6.20    19.81    19.77
    Perpendicular lindero Oeste    5.65    19.70   
    Diagonal Canelones    4.45    19.81   
FOTO 3    Transversal Charrúa    11.15    11.02    10.98
    Perpendicular lindero Oeste    10.2    10.91   
    Diagonal Canelones    8    11.02   
FOTO 4    Transversal Charrúa    14.15    8.68    8.66
    Perpendicular lindero Oeste    12,9    8.63   


DIMENSIONES    FOTO 1/ 36.63    FOTO 2/ 19.77    FOTO 3/ 10.98    FOTO 4 / 8.66    PROMEDIO
Diagonal C - A1    5.05/ 184.98    9.35/ 184.85    16.9/ 185.56        185.13
Diagonal E - A1    4,5/ 164.84    8.3/ 164.09    14.95/ 164.15        164.36
Diagonal C - A2    2,35/ 86.08    4.35/ 86    7.85/ 86.19        86.09
Diagonal E - A2    1.9/ 69.60    3.45/ 68.21    6.3/ 69.17        68.99
Eje F - H    1.75/ 64.1    3.25/ 64.25    5.9/ 64.78    7.5/ 64.95    64.52
Eje G - I    1.65/ 60.44    3/ 59.31    5.4/ 59.29    6.8/  58.89    59.48
Eje D - A1    4.8/ 175.82    8.85/ 174.96    15.9/ 174.58    20.25/ 175.37    175.18
Eje D - A2    1,8/ 65.93    3.3/ 65.24    6/ 65.88    7.7/ 66.68    65.93
Eje H - A1    1.7/ 62.27    3.15/ 62.28    5.7/ 62.59    7.2/ 62.35    62.37
Eje D - E    1.45/ 53.11    2.75/ 54.37    4.95/ 54.35    54.38    54.05
Eje D - J    0.95/ 34.8    1.75/ 34.6    3.05/ 33.49    3.9/ 33.77    34.17
Ancho foso    2,2/ 80.59    4/ 79.08    7.35/ 80.7    9.2/ 79.67    80.01
Largo foso    3.4/ 124.54    6.3/ 124.55    11.3/ 124.07    14.35/ 124.27    124.36
Largo cancha    3/ 109.89    5.5/ 108.74    9.95/ 109.25    12.5/ 108.25    109.03
Frente palco    0.6/ 21.98    1.1/ 21.75    2/ 21.96    2.45/ 21.22    21.77
Lateral palco    0.45/ 16.48    0.8/ 15.82    1.45/ 15.92    1.85/ 16.02    16.06
acceso palco    0.2/ 7.33    0.4/ 7.91    0.7/ 7.69    0.9/ 7.79    7.68
ancho platea    0.3/ 10.99    0.55/ 10.87    0.95/ 10.43    1.2/ 10.39    10.67
Largo tribuna    2.8/ 102.56    5.15/ 101.82    9.25/ 101.57    11.7/ 101.32    101.82
ancho tribuna    0.2/ 7.33    0.35/ 6.92    0.65/ 7.14    0.85/ 7.36    7.19

Resumiendo
-Las dimensiones del campo de juego a las que arribamos son: 109 m de largo por 73 m de ancho.
-El arco norte, donde se convirtiera el primer gol de un mundial se encuentra ubicado en la acera oriental de la calle Coronel Alegre, su punto medio coincide con el lindero entre las propiedades identificadas con los números 1324 y 1334.
-El centro de la cancha, como siempre en la esquina de Charrúa y Cnel. Alegre, desplazándose unos metros hacia el Norte, por las dimensiones de la cancha.
-El corner sureste pide cancha y abandona la vereda para copar la calle, sólo hay que tomar impulso y esperar que Thepot no la embolse.

Adjuntamos:
-Marcado de la cancha en el 2006 sobre el plano de los Agrim De Arteaga.
-6 – detalles – 6 a escala 1/10 de las trazas mas significativas de la cancha de Peñarol en las calles Charrúa y Coronel Alegre, incluido por su importancia, la ubicación del arco Norte. Todos datos ciertos, hasta que, como decía el Profesor Forteza, no se demuestre lo contrario.
-La famosa ampliación cuasi escala 1/200, donde marcamos la cancha de 109 x 73, a nivel de LQQD (para los que fuimos al IAVA: lo que queríamos demostrar).
ESTO ES LO QUE HAY,  VALOR

Me entero, después de laburar como un burro, porque sigo creyendo en la igualdad de oportunidades y en la ética de trasmitir lo que uno sabe y de no esconder la leche, que no estoy para esta etapa que se inicia ni en el banco de suplentes.
Con toda la bronca del mundo, les digo a los titulares, que jueguen, que imaginen. Que sigan a Roncolli, debajo de estas veredas y del hormigón de estas calles hay gloria acumulada, moñas a las que el tiempo no percudió.
Imagine. Un comodín idiomático: es lo mismo para Lennon que para Serrat. Una mojada de oreja, sirve tanto para el gran Atahualpa ubicado en la Luna con su fusil engrasado y mucha bala blindada, como para darle una oportunidad a la paz.
Imaginen como esta trama ciudadana recupera su mística y su gloria, no olvidada, que como dice la Nona de Giardinelli olvidar es matar.
Con el orgullo y la mística de ser los primeros. El Arq. Benech nos hace llegar fotocopia de un libro sobre estadios, en que junto con el mítico de las olimpíadas griegas,  aparece esta cancha (tipificada como de la generación 21). Como en el libro alemán sobre la historia de fútbol aparece como primer super crack el gran José Leandro Andrade. Cuando insistimos que esto es currículum, gloria acumulada, nos hacen ver que aparece así porque históricamente fuimos los primeros. Verbigracia, cuando intentamos rescatar como patrimonio nacional tanto hechos, obras, como hombres, por la calidad individual y colectiva de la nación, del pueblo, que los hizo posibles, se hace referencia a que, no había más remedio que citarlos.

Gracias, por este reconocimiento, indirecto pero reconocimiento al fin. No proponemos mirar hacia el pasado, para ocultar nuestras deficiencias, miserias, derrotas o como quiera llamársele, de la realidad presente. Queremos recuperar la gloria que es nuestra. Quizás irrepetible, pero nuestra, ese nuestro patrimonio, irrenunciable. Don José, nosotros no lo vendemos.
Entonces, reconozcamos nosotros mismos, hoy en el 2006, la grandeza y la gloria de haber iniciado el mundial. Hagamos a un lado la auto colonización mental y démosle su real y verdadera gloria a los que iniciaron el Mundial.
Como será recuperar el fiel de Los Pocitos. Depende de Uds. Sólo les pedimos imaginación y compromiso, con la convicción de que inician algo inédito. Hacer monumento, inmortalizar, una cancha de fútbol y/o sus símbolos.
Será un nuevo Caminito, Barrio Reus del Sur o del Norte. Una nueva y distinta zona peatonal con pavimentos alusivos, donde uno se pare y transite con hálitos de gambeta.
Será el primer monumento sonoro, donde a medida que se avance por Charrúa se sienta el aliento del estadio, en la esquina con Coronel Alegre, nos abrace el ruido de una trancada, el susurro de la guinda rodando sobre el pasto, el exigente pasala, o de repente ya sobre Soca, empiece a redoblar decidido y firme el gorjear de un dorado. O será el primera holografía ciudadana donde Lucien Lauret se llene el empeine con la pelota sobre la estirada de Bonfiglio. Caminaremos viendo como el Maestro inicia una de sus cortadas.
Será un monumento lumínico, donde focos, rayos laser dibujen en el cielo la ubicación de los arcos. Un techo virtual en que flote sobre nosotros la cancha.
Mas modesto aún, en el punto de medio del arco Norte, en equilibrio perfecto, volando en la eterna estirada habrá un golero veleta, que nos recuerde según sople el viento, la virazón, la sudestada, el aire del puerto cuando anuncia el temporal.

La guinda la tienen ustedes.

Juan A. Capelán



Uruguay 1930 / A 76 años de un gol histórico
Se comprobó dónde fue el primer
tanto mundialista

MONTEVIDEO.- Esta tarde, justo cuando se cumplan 76 años del primer gol de los mundiales de fútbol, una paciente investigación sobre aquel hecho histórico se presentará formalmente en el Museo del Fútbol de la capital uruguaya. Será en ese momento cuando una familia montevideana se podrá enterar de que su vida cotidiana transcurre cada día justamente sobre el punto exacto en el que Lucien Laurent se llenó el botín con un remate que se coló en el arco de la selección mexicana.
Era el primero de los goles del partido Francia 4 vs. México 1 y, además, era el primer gol de la historia de los campeonatos mundiales.
Uruguay, tras ganar la medalla dorada en los dos últimos Juegos Olímpicos (Francia 1924 y Holanda 1928), había construido en tiempo récord el Estadio Centenario enseguida que fue elegido por la FIFA como sede del primer Mundial. Pero las obras no estuvieron prontas para la inauguración del torneo, aunque sí lo estuvieron para el 18 de julio, cuando se cumplía el centenario de la fundación institucional del Uruguay, con el juramento de la primera Constitución.
El 13 de julio los dos partidos inaugurales se jugaron en las canchas de los dos clubes grandes, Estados Unidos vs. Bélgica, en el Parque Central de Nacional, y Francia vs. México, en "El field de los Pocitos", de Peñarol. El primero de esos pequeños estadios se mantiene hoy en el mismo lugar que en 1930. Pero la cancha de Peñarol fue devorada por el avance de la construcción de casas en una zona muy especial de Montevideo, el barrio de los Pocitos, cercano la famosa rambla uruguaya.
El primer grito de gol fue justo en la cancha que hoy ya no existe. Pero el arquitecto Enrique Benech investigó durante dos años y medio, con fotos aéreas y tomas de aquel partido y otras de la zona, para establecer con exactitud no sólo el lugar donde estaba aquel Estadio, sino el arco en el que se hizo el primer gol mundialista. Y lo encontró: el 4° padrón de la calle Coronel Alegre, casi Silvestre Blanco. En la zona, aún hay bajo tierra, restos de aquel histórico estadio de fútbol.

Por Nelson Fernández
Corresponsal en Uruguay
LUCIEN LAURENT
Histórico hallazgo en Montevideo
El primer gol mundialista no tiene misterios de ubicación

Tras una paciente investigación de un arquitecto uruguayo, ayer se comunicó oficialmente el lugar exacto en el que el francés Lucien Laurent anotó el tanto inaugural de la historia en el certamen de Uruguay 1930.

MONTEVIDEO.- Un sorteo entre dos aprendices de periodistas fue lo que determinó que Raúl Barbero fuera el 13 de julio de 1930 a "El Field de los Pocitos", la vieja cancha de Peñarol, hoy desaparecida, donde se produjo hace 76 años el primer gol de los mundiales de fútbol. "No me acuerdo bien del gol", dijo ayer Barbero, mientras miraba la única fotografía que se conserva de aquel puntapié histórico del francés Lucien Laurent. Pero durante el acto de ayer de presentación de una investigación histórica sobre aquel gol, Barbero sí dijo que recordaba cómo la selección francesa había salido de aquel estadio, cantando La Marsellesa tras ganarle por 4 a 1 al combinado de México. Barbero fue un testigo privilegiado de aquel partido y ayer estuvo en el Museo del Fútbol, ubicado en el Estadio Centenario de Montevideo, cuando el arquitecto Enrique Benech expuso el resultado de una paciente investigación mediante la combinación de fotos aéreas y otras a nivel de tierra, para establecer donde estaba cada rincón de la histórica cancha.
¿Por qué fue Raúl a los 13 años junto a su padre para ver Francia-México? Explicó que con un amigo tenia "una revistita" que se llamaba Centenario Sport y que era "escrita a mano" en hojas de uso escolar y que quisieron sacar una edición especial por el primer Mundial de fútbol. Entonces, sortearon quién iba "a cubrir" ese partido y quién el de Estados Unidos-Bélgica, que se jugó en el Parque Central de Nacional, el otro grande uruguayo. A él le tocó ir a la de los Pocitos, donde las redes de un arco se inflaron primero. Dijo que hacía mucho frío y que había poca gente.
Al acto de ayer concurrieron autoridades del fútbol local, como el presidente de la AUF, Enrique Figueredo. El arquitecto Benech presentó una serie de fotos que le permitieron superponer el diseño de aquella cancha en un plano actual de Montevideo. Y fue ayer que muchos vecinos de Pocitos se enteraron de que viven sobre memoria futbolera, porque donde estuvo la cancha, hoy hay casas y edificios. Benech logró que una familia autorice a excavar en su predio, en busca de restos del palco que quedaron enterrados. El arquitecto le contó a LA NACION que una de las pistas las obtuvo de un matrimonio que tuvo dificultades para enterrar a un perro de mascota que había fallecido y quería dejar en el fondo de su casa. Al levantar tierra encontraron parte de la estructura del Estadio aurinegro.
Benech explicó ayer el origen de la cancha: dijo que hasta 1906 los tranvías eran tirados por caballos y las estaciones terminales de trenes tenían un campo a su lado para que los caballos descansaran y pastaran en el lugar. La estación de Pocitos precisaba ese descampado, pero cuando los tranvías pasaron a ser eléctricos, el predio perdió sentido y fue ofrecido a Peñarol para construir su estadio, en el entorno de lo que hoy es un tradicional cruce montevideano: Rivera y Soca. La construcción de casas se devoró en los años cuarenta la cancha que acogió el primer gol mundialista. La foto del gol permitió a Benech encontrar la última clave para determinar el lugar del arco: allí aparece un jugador que fue sustituido para el segundo tiempo y se ven detalles del palco que permite establecer el punto exacto del primero de los gritos mundiales.

Lucien Laurent, el hombre que hizo historia
El francés Lucien Laurent, autor del primer gol en la historia de los mundiales, fue un hombre humilde y generoso. A tal punto que recordaba aquella conquista a los mexicanos sólo "por el buen centro que me envió mi compañero Liberati". Laurent murió el 11 de abril de 2005, a los 97 años.

Por Nelson Fernández
Corresponsal en Uruguay


GRACIAS A GUSTAVO CASTRO POR ENVIAR SEMEJANTE ARTICULO